Guardián de las mareas | 50cm x 65cm | Oleo sobre papel entelado

Serie de las Mareas

Guardián de las Mareas
Dicen que en lo más profundo del agua, donde la luz apenas llega y el silencio se vuelve un cuerpo, habita un guardián. No tiene forma fija: a veces parece surgir como un rostro que respira entre las corrientes, otras se vuelve pura vibración, como si fuera el eco de un antiguo océano que aún no conocemos.

Su presencia se teje en azules intensos, en verdes que recuerdan la memoria de las algas, en el resplandor dorado que deja el sol cuando se hunde en el horizonte. Nada en él es quietud; todo es movimiento, flujo, un llamado a escuchar aquello que la marea trae y lo que la marea se lleva.

El guardián no protege el mar de amenazas visibles. Su tarea es otra: sostiene el pulso secreto que mantiene al océano vivo. Recoge las emociones que caen en sus aguas —las densas, las luminosas, las que pesan y las que liberan— y las disuelve en un ritmo que nadie oye, excepto quien sabe mirar más allá de la superficie.

A veces su rostro aparece y desaparece, como si se formara con cada ola. Es un recordatorio de que lo esencial no es poseer la forma, sino permitir que la forma cambie. Que la vida, como el agua, necesita moverse, desbordarse, retroceder y volver a comenzar.

Quien se cruza con él siente que algo interno se acomoda. Como si el mar, a través de su guardián, revelara que todas las mareas —las externas y las propias— tienen su razón, su tiempo y su camino.

Esta obra fue realizada en óleo sobre papel entelado, enmarcada en espacial blanco y mide 50cm x 65cm más su marco. Pertenece a la Serie de las Mareas

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