Aurora

Aurora nace del juego entre tinta china y la técnica japonesa sumie, donde cada trazo es un gesto consciente y, al mismo tiempo, libre. La obra se fue construyendo poco a poco, primero con la fluidez de las tintas, que sugieren formas, sombras y luces de un bosque invernal abstracto, y luego con óleos que aportaron profundidad, textura y color.

Las auroras boreales fueron la chispa que encendió este trabajo. Su luz mágica y cambiante, sus colores que danzan sobre el cielo, me motivaron a traducir esa sensación de maravilla en el lienzo: el movimiento, la luminosidad, la energía intangible de lo natural, todo capturado a través de capas, gestos y transparencias.

Cada trazo de tinta, cada intervención con óleo, refleja un diálogo entre lo controlado y lo espontáneo. La obra tiene ritmo propio, respiración propia: como el bosque que sugiere, que se mueve en silencio, y como la aurora que se despliega sobre el cielo sin avisar. Meses después de su creación, la finalicé con barniz de retoucher, fijando y protegiendo los matices, pero también potenciando la profundidad de los colores y la vibración de la luz.

Aurora es un homenaje a la magia de la naturaleza, a esos instantes que nos asombran y nos recuerdan la belleza efímera del mundo. Es un paisaje que no se ve solo con los ojos, sino que se siente, un bosque invernal donde la luz juega, donde la aurora ilumina lo intangible, y donde cada espectador puede perderse en la danza de colores y sombras.